Jaime Mayor Oreja tiene un problema. Dada su escasísima actividad parlamentaria en Bruselas, tiene demasiado tiempo para pasearse nostálgicamente por el recuerdo de aquellos momentos de extraordinaria placidez franquista en los que, por ejemplo, las prácticas propias de los bolcheviques abortistas se reprimían con la merecida dureza. Tiene un problema -que él no lo siente como tal, sino como un profundo anhelo- porque desea el regreso de aquellos días felices y, por más que busca, nadie le proporciona una máquina del tiempo con la que retornar a la época de la que nunca debió salir.
A Mayor Oreja le sobra tiempo ocioso para pensar y le falta contención verbal. Yo ya no sé si es, simplemente, por no desaparecer definitivamente de los titulares de prensa o por el simple afán de hacerse un hueco entre los protagonistas de los exabruptos diarios con los que el Partido Popular nos atrona los oídos, pero por quinta vez en lo que va de año ha vuelto a repetir que el Gobierno está negociando con los asesinos de ETA.
Es insultante oír que ETA y Zapatero son "aliados potenciales". Lo que sí se prueba día a día es que Mayor Oreja y la creciente ultraderecha cavernaria popular son "aliados de hecho" en la intoxicación, en esa que también practica el Sr. Cosidó, diputado del PP, cuando afirma que Rubalcaba fue nombrado Ministro del Interior "con la connivencia de una parte de ETA". No conocen el límite.
0 comentarios:
Publicar un comentario