El dolor y el sufrimiento se convirtieron, hace mucho tiempo, en una generosa cantera de personajes mediáticos para el PP. Después de la solidaridad, del desconsuelo, de la tristeza y de que todos compartamos el sentimiento de rabia, en el Partido Popular se pone en marcha la maquinaria para transformar a la víctima en instrumento partidario.
Una a una, como ciudadanos cuya desgraciada circunstancia vital les ha hecho ejemplares, las personas que en los últimos tiempos han entrado a formar parte de ese engranaje, me merecen el mayor de los respetos. Y, por supuesto, tienen todo el derecho a ejercer su libertad de expresión en el sentido que estimen oportuno. Pero la calurosa acogida, la publicidad y el aprovechamiento que de su infortunada popularidad hace el PP, sólo huelen a demagogia y a campaña de captación de votos.
Pero el que, sin duda, se ha convertido en la gran estrella mediática es el Sr. Neira. Tras el conocido episodio en el que, saliendo en defensa de una mujer agredida, sufrió graves daños, tras peregrinar por los hospitales madrileños sin que le hicieran mucho caso, tras recibir innumerables reconocimientos y tras ser aupado por Esperanza Aguirre a la presidencia del Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género de Madrid, el Sr. Neira se está desmarcando como un insultador profesional, un destilador de odio contra el PSOE y un amante de las pistolas. Y dado que parece haber renunciado a su anunciada denuncia contra la Comunidad de Madrid y su Sanidad por la falta de atención que pudo favorecer que entrara en coma (¿por qué será?), dado que la Constitución es para él una anomalía democrática, dado que para él el PSOE es un nido de criminales, dado que, según su criterio, Tomás Gómez, Secretario general del PSM, es un tonto, estúpido, payaso, impotente, gentuza e incapaz y dado el larguísimo rosario de barbaridades que profiere cada vez que le ponen un micrófono delante, especialmente los de la cadena del Sr. Losantos, ejerciendo la misma libertad de expresión y opinión a la que él alude, creo que el Sr. Neira no puede continuar ocupando el cargo público que ostenta y cuyo sentido es el del rechazo a la violencia.
El PP sabe que la instrumentalización partidista realizada con estas personas llega a los medios de comunicación por canales en los que el debate político no tiene espacio. Muy especialmente, a esos programas televisivos basados en el espectáculo del griterío y la noticia sensacionalista. Programas de mucha audiencia. Ése es su objetivo: la política espectáculo.
Una a una, como ciudadanos cuya desgraciada circunstancia vital les ha hecho ejemplares, las personas que en los últimos tiempos han entrado a formar parte de ese engranaje, me merecen el mayor de los respetos. Y, por supuesto, tienen todo el derecho a ejercer su libertad de expresión en el sentido que estimen oportuno. Pero la calurosa acogida, la publicidad y el aprovechamiento que de su infortunada popularidad hace el PP, sólo huelen a demagogia y a campaña de captación de votos.
Supongo que esa misma libertad de expresión me permite opinar sobre esta instrumentalización. Atrás quedaron el Sr. Ortega Lara, fustigador de gobiernos socialistas y que recientemente se ha apuntado a las graves acusaciones de Mayor Oreja sobre la connivencia del gobierno y ETA; o la Sra. Villa, paseada en su momento como un estandarte por la COPE y por aquella virulenta AVT del inefable Sr. Alcaraz. Permanece la Sra. Blanco, hermana del concejal del PP cruelmente asesinado por los terroristas, desde su puesto en la ejecutiva popular y presidiendo la Fundación Miguel Ángel Blanco, creada y tutelada por el PP, que cuenta con el Sr. Tertsch o la Sra. San Sebastián -vehementes voces de la ultraderecha- entre sus patronos. A ellos, la máquina ha añadido últimamente al Sr. Cortés, al que un cobarde pederasta le arrebató a su hija. Hoy es asesor del PP para la reforma del Código Penal. Por mucho que él lo desee, son inseparables las figuras del padre y del político, y ello me hace dudar sobre la frialdad y la objetividad de sus asesoramientos.
Pero el que, sin duda, se ha convertido en la gran estrella mediática es el Sr. Neira. Tras el conocido episodio en el que, saliendo en defensa de una mujer agredida, sufrió graves daños, tras peregrinar por los hospitales madrileños sin que le hicieran mucho caso, tras recibir innumerables reconocimientos y tras ser aupado por Esperanza Aguirre a la presidencia del Consejo Asesor del Observatorio contra la Violencia de Género de Madrid, el Sr. Neira se está desmarcando como un insultador profesional, un destilador de odio contra el PSOE y un amante de las pistolas. Y dado que parece haber renunciado a su anunciada denuncia contra la Comunidad de Madrid y su Sanidad por la falta de atención que pudo favorecer que entrara en coma (¿por qué será?), dado que la Constitución es para él una anomalía democrática, dado que para él el PSOE es un nido de criminales, dado que, según su criterio, Tomás Gómez, Secretario general del PSM, es un tonto, estúpido, payaso, impotente, gentuza e incapaz y dado el larguísimo rosario de barbaridades que profiere cada vez que le ponen un micrófono delante, especialmente los de la cadena del Sr. Losantos, ejerciendo la misma libertad de expresión y opinión a la que él alude, creo que el Sr. Neira no puede continuar ocupando el cargo público que ostenta y cuyo sentido es el del rechazo a la violencia.
El PP sabe que la instrumentalización partidista realizada con estas personas llega a los medios de comunicación por canales en los que el debate político no tiene espacio. Muy especialmente, a esos programas televisivos basados en el espectáculo del griterío y la noticia sensacionalista. Programas de mucha audiencia. Ése es su objetivo: la política espectáculo.
1 comentarios:
Tú mismo resulves la dicotomía del título: pura política espectáculo. Eso es algo que las cavernas de los think-tanks de Génova, pura inspiración neocom, saben muy bien. Lo preocupante no es el espectáculo, sino los más de diez millones de adeptos espactadores sin criterio. MIEDO DA.
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