Excesivamente nervioso está el equipo de gobierno almanseño. Exaltado se encuentra su alcalde, Antonio López. Desde que el PSOE anunció la impugnación del presupuesto municipal, parece que se les han disparado las alarmas y la artillería demagógica se ha puesto en marcha con todo su arsenal (recordemos cómo la sabia Academia nos aclara el significado de demagogia: "Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder"). Y la degeneración llega ahora en forma de demanda judicial contra el Secretario General del PSOE almanseño por decir ante los medios de comunicación, durante el anuncio de la mencionada impugnación: "No permitiremos que, ilegalidad tras ilegalidad, nuestro pueblo se convierta en otra Marbella". ¡Injuria! ¡Calumnia! ¡Trato vejatorio! De la noche a la mañana, Quique Megias ha pasado de ser "ese chico" -denominación con la que, en tono despectivo, había sido tratado hasta ahora por los concejales del PP y de los Independientes- a convertirse en una especie de ogro que asusta a ciertos oídos sensibles.
Pero lo cierto es que, en materia presupuestaria, en Almansa se comete ilegalidad tras ilegalidad. Así lo hemos denunciado este 2010, apoyándonos en los informes municipales. Así lo hicimos también en 2009, con el respaldo, de nuevo, de la opinión de los técnicos del Ayuntamiento. Por lo tanto, nada parece apartarse de la realidad en la frase de Quique. ¿Dónde reside la injuria, entonces? La clave parece estar en el topónimo "Marbella", lugar que el ideario del gobierno almanseño inmediatamente ha relacionado con la corrupción que con tanta profusión se pasea ahora por diversos ayuntamientos y comunidades autónomas españolas de la mano del caso Gürtel. Una palabra, un concepto, una idea que, en ningún momento pronunció nuestro Secretario General. Pero al PP y a los Independientes se les ha metido el miedo en el cuerpo. Así lo denota la respuesta de Francisco Núñez a Quique: "Los socialistas y la corrupción van ligados, es más, van de la mano". ¿No es esto una injuria o una calumnia? No lo parece, pues Antonio López no ha salido en nuestra defensa (o será que, según su criterio, los 5000 ciudadanos a los que representamos no merecen su amparo). O lo dicho por otro de los concejales "ofendidos", José Luis Teruel, refiriéndose al Presidente Barreda: "Es un trilero de la política, con actitudes de dictadorzuelo, como una mala copia del gorila rojo venezolano, actuando como un gorililla con el pelo blanco", ¿no suena, cuando menos, a insulto y ofensa? ¿No fue un trato vejatorio el recibido por el Grupo Municipal Socialista cuando durante meses el, por entonces, alcalde por turno de Almansa, Fermín Cerdán, nos negaba la palabra en los plenos y abusaba sistemáticamente de la suya para insultarnos sin pudor? (el mismo Fermín Cerdán que estaba significativamente ausente de la fotografía con la que la prensa recoge la noticia de la demanda, aunque el senador andaba por los pasillos del Ayuntamiento en esos mismos instantes). Una actitud, la del ex-alcalde, que provocó nuestras continuas protestas y el sonrojo, en privado, de algunos de sus compañeros. ¿No son gravísimas ofensas las vertidas públicamente por diferentes concejales del equipo de gobierno cuando, ante los micrófonos radiofónicos, insultan, denigran y agreden verbalmente, con explícitas referencias a la intimidad y al ámbito de lo estrictamente personal, manchando el nombre de Paco Pardo o de Amaya Villanueva, objetivos permanentes de su descontrol verbal? ¡Qué miopía y prepotencia de los que, creyéndose representantes de todas las voluntades, ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio!
Esto sí es judicializar la vida política. Como hicieron con el tema del AVE. Y perdieron. Como hicieron con nuestros derechos fundamentales como concejales. Y perdieron. ¿Quién pagará al bufete de abogados alicantino? ¿Antonio López o en parte alícuota todos los almanseños? Saben que todo esto irá directamente al cajón de expedientes archivados pero, a pesar de que nada tiene que ver esta puesta en escena con los verdaderos intereses generales de Almansa, la demagogia necesita de estas teatralidades.
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