¿Quién no ha escuchado aquello de "las fiestas de mi pueblo son las mejores del mundo"? Dicho en boca del correspondiente paisano, solemos acoger esta afirmación con una condescendiente sonrisa y, si acaso, añadiremos una réplica del estilo "las del mío sí que son buenas". Porque ¿quién decide cuáles son las mejores vaquillas, las de Tororubio o las de Toromoreno?, ¿con qué orquesta baila más gente, con la de Pachín o la de Pachán?, ¿qué puestos ambulantes ofrecen más y mejor mercancía, los de Mercarriba o los de Mercabajo? Finalmente, la intrascendencia de la cuestión se suele dirimir con una invitación a la mutua visita con la que poder comprobar que ambos llevaban razón.
Pero cuando a la frase se le añade un aire de solemnidad, grandilocuencia y pretenciosidad, se suele incurrir en el más tópico de los paletismos. Y si la dice un responsable político, como si en ello le fuera la vida, se roza el ridículo. Como no es la modestia uno de los adornos del equipo de gobierno Independientes-PP, cuyo paradigma lo encontramos en la persona del Sr. Calatayud, a través de él hemos descubierto ahora que -además de que Almansa no existía antes de llegar ellos-, la Feria de nuestra ciudad es la referencia, la más importante de Castilla-La Mancha y nuestra programación cultural es, también, un referente a nivel nacional. No se lo voy a discutir, no sea que me acuse de antipatriota, pero en fin... Hay, Sr. Calatayud, que viajar más, ver más y aprender más de lo que hacen otros (a la vez que enseñar lo que uno hace). Pero, sobre todo, hay que practicar más la humildad y menos el autobombo y dejar de mirarse un poco el ombligo.
Lo cierto es que la Feria de Almansa. que continúa manteniendo el mismo esquema inventado hace varios lustros, ha conocido dos sustanciales y vitales mejoras en los últimos años, llegadas ambas de la mano del anterior gobierno socialista: el Recinto Ferial y el Teatro Regio, espacios hoy alabados por el PP y los Independientes, pero que sólo recibieron críticas de éstos cuando nosotros los habilitamos para su uso público. A pesar de ello, hoy no es menos cierto que, al menos desde el punto de vista del Grupo Municipal Socialista, algunas cosas necesitan ser revisadas. Por ejemplo, la Feria Barroca ha sido este año un estruendoso fracaso, y ello invita a cuestionarse si están los tiempos para mantener la duplicidad de un acto prácticamente idéntico en abril y en agosto. O, desde luego, rechazamos de plano lo que se ha convertido en norma con este gobierno municipal: gastar sin dinero para pagar. Porque la práctica totalidad de los espectáculos realizados en la Feria se han contratado a sabiendas de que la partida de Feria 2010 estaba agotada (tuvo que ser usada para pagar la Feria 2009) y de que el Interventor ha puesto, lógicamente, graves reparos.
En cualquier caso, como todos los años, enhorabuena al conjunto de ciudadanos que han disfrutado de la Feria y, muy especialmente, a los colectivos que, de una u otra manera, han aportado su trabajo.
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