En estos días de viento el aire busca su camino explorando los huecos dejados entre las rendijas, dobla todas las esquinas, empuja lo que creíamos anclado. En estos días de viento el aire repentino se lleva lo que teníamos entre las manos.
cuando el espejismo de tus manos me llamaba,
cuando tus dedos dibujaban en el aire tibio
el rastro que va dejando el desconsuelo.
Mis sábanas azules,
como la infinita claridad de tu mirada,
como el azul de tu aliento que otorga vida,
se han convertido en
territorio de este abatido destierro,
en el mapa de una desértica cartografía.
En esta noche de ausencias
dispuestas a merced de los huracanes
nada logra ser bálsamo para tu tormento.
Las palabras se tornan insuficientes
mientras los silencios se prolongan amargamente
y mi desolada carne agota su presencia
intentando rozar en la distancia tu piel de agua,
temiendo el estremecimiento de los terremotos
que todo lo derrumban bajo nuestros pies.
mientras los silencios se prolongan amargamente
y mi desolada carne agota su presencia
intentando rozar en la distancia tu piel de agua,
temiendo el estremecimiento de los terremotos
que todo lo derrumban bajo nuestros pies.
Y nada sirve.
¡Cuántas veces pedí al tiempo reescribir mi biografía!
¡Cuántas veces me presenté ante los dioses
entregando mi ofrenda por el regalo de tu residencia en mí!
Ya no hay otro mundo si tú no lo habitas,
si tus abrazos no me despojan de la respiración
que ambiciona recoger el aire creado en tu interior
y llega impregnado del sabor de tus labios.
En esta noche de extensas horas
el deseo de una nueva luz me transporta.
Luz para verte. Luz para amarte.
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