No tuve la fortuna de poder asistir, el pasado día 15 en la Casa de Cultura, a la inauguración de la exposición de Francisca Lita "Imágenes en la memoria". Perdí, por lo tanto, la oportunidad de felicitar -con efusividad, sin duda- a esta enorme artista valenciana. Las casi cuarenta obras expuestas son, simplemente, magníficas.
Más allá de la indiscutible perfección técnica que Lita exhibe en sus grisallas, collages o grabados, la fuerza de su obra habita en la profunda evocación nacida desde sus imágenes; en el despertar de los sentimientos que, ante la contemplación, produce de forma inmediata en el observador la necesidad de buscar el detalle escondido en la palma de una mano o en el juego geométrico que se entrelaza oníricamente con las figuras; en la perfecta relación entre los textos que acompañan a cada una de las obras y lo allí representado. El conjunto de lo expuesto mueve a la emoción y aunque se combinan distintas series temáticas, todos los cuadros comparten una misma belleza tranquilizadora.
Aún es posible visitar la exposición. Hasta el 10 de marzo habitará en las paredes de la Casa de Cultura. Y ésta no es una de esas exposiciones que han de recomendarse ser visitadas, "Imágenes de la memoria" entra de lleno en el catálogo de las imprescindibles para aquellos que posean, al menos, una pequeña capacidad para emocionarse lo que, supongo, nos afecta a casi todos.
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