La decisión del Partido Popular de tirarse al monte en tropel forma ya parte de los libros de historia, ya se estudia como materia en las facultades y será incluida en las próximas revisiones de los textos de bachillerato. Son tantas y tan persistentes sus salidas de tono que nos han acostumbrado a esperar que, cuando el PP abre la boca, todos sepamos que pronto aparecerá el insulto, la descalificación gratuita o el ataque inconsciente a los intereses de España. Hace tanto tiempo que se instalaron en la manipulación y el discurso violento y reaccionario que ya nadie recuerda cuando fue la última ocasión en que la decencia política o el sentido de estado aún formaban parte de su labor como partido político. Y ahora, inmersos en la campaña electoral, la cuestión se acrecienta.
La maquinaria del insulto popular está muy bien engrasada. Al PSOE en pleno, a sus militantes y simpatizantes, a sus votantes, Esperanza Aguirre nos han señalado con el dedo para ponernos la marca de colaboradores necesarios con el terrorismo etarra a cuenta de la sentencia del Constitucional con el tema Bildu. Hoy mismo, González Pons, ese ejemplo de mesura verbal, ha relacionado la campaña electoral con Rubalcaba y los últimos asesinatos machistas en una vergonzosa mezcla que sólo pretende que los ciudadanos compartan su ofuscada confusión mental. Y como estos, día a día, semana a semana, mes a mes, año a año, los españoles venimos sufriendo los ataques furibundos de este ejército de kamikaces verbales que han decidido que al electorado se le gana jaleándole, mintiéndole, distorsionando la verdad y la realidad y exhibiendo una total ausencia de propuestas y alternativas.
Hoy, a José María Barreda se le ha ocurrido decir que la Sra. Cospedal le recuerda a la Sra. Palin, paladina de la extrema derecha norteamericana. Ha dicho que ambas comparten, sobre todo, facha-da (tómese el guión como una licencia visual), agresividad y poco fondo. Y yo diría aún más, la Sra. Cospedal y el PP en Castilla-La Mancha comparten con la lider del Tea Party (Orujo Party en su versión hispana) un horizonte en el que la sanidad pública sea cada vez más privada; en el que , tras una excusa de pretendida optimización, se eliminen sistemáticamente ayudas a los que más lo necesitan o, simplemente, nunca se pongan en marcha a través de la Ley de Dependencia; un horizonte en el que el clasismo se imponga en las aulas y desaparezcan los ordenadores y la gratuidad de los libros... Todo esto lo comparten las Sras. Cospedal y Palin. Y no le faltan a la candidata del PP ejemplos alrededor de nuestras tierras de cómo sus compañeros ya han hecho realidad estos indeseables postulados: Murcia, Madrid o la Comunidad Valenciana le señalan el camino a seguir hacia la privatización de la sanidad, la no aplicación de la Ley de Dependencia o la impartición de la enseñanza en barracones tras despreciar los ordenadores para los alumnos. Pero la otra realidad, la que vivimos en nuestra Comunidad, es que en estas materias, como en otras, somos, gracias a los gobiernos socialistas, referentes de cómo han de hacerse las cosas bien. Y así queremos continuar.
Por eso, no es lo mismo votar a unos que a otros. Algo que, paradójicamente, sí sucede en Almansa. Aquí sí es lo mismo votar al PP o a los Independientes. Cada uno de ellos es un lado de la misma cara (del mismo rostro, dirían algunos). La cara del despilfarro, del desgobierno y del interés propio olvidando el general. Cuatro años han sido suficientes para demostrar que con la prepotencia no se llega muy lejos. Cuatro años de constantes peleas entre ellos nos han enseñado que son incapaces de trabajar juntos por nuestra ciudad. Cuatro largos años. Almansa ya ha tenido bastante.
La maquinaria del insulto popular está muy bien engrasada. Al PSOE en pleno, a sus militantes y simpatizantes, a sus votantes, Esperanza Aguirre nos han señalado con el dedo para ponernos la marca de colaboradores necesarios con el terrorismo etarra a cuenta de la sentencia del Constitucional con el tema Bildu. Hoy mismo, González Pons, ese ejemplo de mesura verbal, ha relacionado la campaña electoral con Rubalcaba y los últimos asesinatos machistas en una vergonzosa mezcla que sólo pretende que los ciudadanos compartan su ofuscada confusión mental. Y como estos, día a día, semana a semana, mes a mes, año a año, los españoles venimos sufriendo los ataques furibundos de este ejército de kamikaces verbales que han decidido que al electorado se le gana jaleándole, mintiéndole, distorsionando la verdad y la realidad y exhibiendo una total ausencia de propuestas y alternativas.
Hoy, a José María Barreda se le ha ocurrido decir que la Sra. Cospedal le recuerda a la Sra. Palin, paladina de la extrema derecha norteamericana. Ha dicho que ambas comparten, sobre todo, facha-da (tómese el guión como una licencia visual), agresividad y poco fondo. Y yo diría aún más, la Sra. Cospedal y el PP en Castilla-La Mancha comparten con la lider del Tea Party (Orujo Party en su versión hispana) un horizonte en el que la sanidad pública sea cada vez más privada; en el que , tras una excusa de pretendida optimización, se eliminen sistemáticamente ayudas a los que más lo necesitan o, simplemente, nunca se pongan en marcha a través de la Ley de Dependencia; un horizonte en el que el clasismo se imponga en las aulas y desaparezcan los ordenadores y la gratuidad de los libros... Todo esto lo comparten las Sras. Cospedal y Palin. Y no le faltan a la candidata del PP ejemplos alrededor de nuestras tierras de cómo sus compañeros ya han hecho realidad estos indeseables postulados: Murcia, Madrid o la Comunidad Valenciana le señalan el camino a seguir hacia la privatización de la sanidad, la no aplicación de la Ley de Dependencia o la impartición de la enseñanza en barracones tras despreciar los ordenadores para los alumnos. Pero la otra realidad, la que vivimos en nuestra Comunidad, es que en estas materias, como en otras, somos, gracias a los gobiernos socialistas, referentes de cómo han de hacerse las cosas bien. Y así queremos continuar.
Por eso, no es lo mismo votar a unos que a otros. Algo que, paradójicamente, sí sucede en Almansa. Aquí sí es lo mismo votar al PP o a los Independientes. Cada uno de ellos es un lado de la misma cara (del mismo rostro, dirían algunos). La cara del despilfarro, del desgobierno y del interés propio olvidando el general. Cuatro años han sido suficientes para demostrar que con la prepotencia no se llega muy lejos. Cuatro años de constantes peleas entre ellos nos han enseñado que son incapaces de trabajar juntos por nuestra ciudad. Cuatro largos años. Almansa ya ha tenido bastante.
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