Lejos quedaron los días en los que la alarma planetaria sonaba a voz en grito. El reconocimiento de la crisis nos hacía hablar de refundación del capitalismo, de reconducir el sistema hacia las dimensiones del ser humano, de los poderes públicos como garantía controlada por la ciudadanía. Pero resultó que, en realidad, la alarma nos llegaba desde las cajas fuertes de los bancos, ellos provocaban el ruido que, resonando en sus blindadas paredes, terminó extendiéndose por el mundo entero.
Algunas cosas hemos dicho en este blog sobre cómo fuimos, y somos, engañados, sobre cómo la intangible entelequia de los mercados, tras la que se esconde la más pura ambición y explotación, nos manipula. Estamos incurriendo en los mismos errores y repitiendo lo que se ha demostrado que no funciona. Por eso, las voces que claman por toda España deben ser escuchadas. Hay mucho de lo que hablar y mucho por cambiar.
Pero, al mismo tiempo, reclamo la honestidad de los políticos que participamos en la vida pública con el mejor de nuestros sentidos, con la más transparente de las intencionalidades y que, además, somos capaces de señalarnos a nosotros mismos como parte de una maquinaria que debe reajustar su sistema de funcionamiento. En la Puerta del Sol se está haciendo Política y creo en la Política como oficio (que no profesión) de profunda dignidad.
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