5 de noviembre de 2010

Pues yo tampoco le espero

Este fin de semana me toca trabajar, estoy de turno de tarde. Por lo tanto, me resulta imposible acudir a los espectáculos papales de Santiago de Compostela y Barcelona, ya que el Vaticano y yo no hemos podido coordinar las agendas. Una lástima. Me hubiera gustado ir a cualquiera de los dos eventos, o a los dos, ya que estamos inmersos en el derroche, para así poder cantar las plegarias contra el aborto, a favor de la homofobia y de la familia única y verdadera o en defensa del oscurantismo alrededor de la pederastia. Sobre todo, teniendo en cuenta que el divino montaje escénico y mediático se efectuará con mis impuestos. Y con los tuyos, reces o no.

No le espero, no. El ejemplo británico, el pago de una entradita para la Plaza del Obradoiro o los alrededores de la Sagrada Familia, no ha calado en España, ya me lo temía. Como en el Caribe, en España funciona mejor el gratis total. Aunque nos coma la crisis por los pies. Aún queda un largo recorrido para que la realidad laica estatal sea eso, una realidad.

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