5 de febrero de 2010

EL BARÓMETRO AL COMPLETO

Merece la pena hacer una lectura completa del barómetro del CIS de enero (acceso a la encuesta) e ir un poco más allá de los 3,8 puntos de diferencia en la estimación de voto con las que el PP y sus voceros han llenado, y llenan, el universo mediático estos días. Y a cuento de los exitosos 3,8 puntos... a lo mejor es por mi natural tendencia, pero me sigue pareciendo que con la que está cayendo, con el imparable y continuo griterío del discurso del terror y con la constante aplicación del teorema de cuanto peor, mejor, si el PP no ha sido capaz de distanciarse al menos quince puntos es que, probablemente, “su otra vía” no convence a casi nadie.

Y esa es una de las conclusiones que cabe extraer del resto de las preguntas hechas a los ciudadanos. Veamos. Ante la cuestión de ¿a qué partido usted votaría siempre?, el PSOE recoge una puntuación de 3,87 frente al 3,31 del PP (por cierto, que la del PSOE es la mayor calificación de todas las formaciones políticas). ¿Será una cuestión de confianza? Algo que parece corroborar la respuesta a ¿qué partido le genera más simpatía o considera más cercano a sus ideas? El 30,5 % afirma que ese partido es el PSOE y sólo el 24,2 % el PP. Sintomáticas son las contestaciones a la multi-pregunta que pide asignar a la izquierda o a la derecha determinados valores o actitudes vitales o sociales. La izquierda se lleva en su saco la igualdad, la honradez, los derechos humanos, la libertad individual, el progreso, la solidaridad, el idealismo, la tolerancia, el liberalismo (en fin, no profundizaremos), el europeísmo, el feminismo, el ecologismo y el pacifismo. En la saca derechista encontramos la tradición, el orden, la eficacia (por poco), el patriotismo, el nacionalismo, el autoritarismo y el capitalismo (ambos de manera holgada). ¿Qué decir ante esta distribución?

Cuando al encuestado se le pregunta cómo se define políticamente, el 20,7 % lo hace diciendo que es conservador o demócrata-cristiano y el 26,9 % socialista o social-demócrata (hay un 12,4 % que apuesta por ser liberal, y no sé a quién adjudicárselo, dado que el liberalismo parece estar de nuestro lado). Enfrentados Zapatero y Rajoy, resulta que la gente opina que el Presidente del Gobierno tiene más capacidad de gestión, es mucho más dialogante, entiende mejor los problemas de España y, desde luego, es mucho más honesto. Sabido es que la aprobación de la gestión del gobierno o la confianza en el Presidente no están en sus mejores momentos, pero revelador es que la gestión y la confianza en Rajoy obtienen aún peores resultados (y eso que machaconamente repite ser el único salvador).

Entonces, ¿qué está pasando? Si los resultados de la encuesta dibujan un panorama que parece favorecer la imagen del PSOE, ¿por qué estamos como estamos? Es obvio que el pago por la parte que a España le ha tocado de la crisis planetaria recae sobre quien gobierna. Y sus efectos son, lógicamente, negativos. Así ha sucedido en el resto del mundo. Pero a ello ha venido a unirse la desbocada agresividad de los discursos de la derecha y sus medios, alimentando con desfachatez un clima apocalíptico, dedicados a la destrucción y disparando un día sí y otro también sobre una misma diana: José Luis Rodríguez Zapatero. Un tipo de propaganda que, en momentos difíciles, tiene oídos fáciles. Si como sumandos añadimos algún error y la inestimable ayuda de los gurús económicos que del mundo han sido, con el compañero Almunia a la cabeza poniéndonos en lo alto del Olimpo (los mismos gurús que no supieron verlas venir hace dos años o cambiaban de previsiones mensualmente durante 2009), tendremos los ingredientes suficientes para aclarar una buena parte del panorama.

En el PSOE tenemos capacidad y posibilidad de crítica. No sé si en otros partidos ocurre lo mismo. Y, evidentemente, es posible que no todo se haya hecho bien. O a tiempo. Pero lo que unos han llamado improvisación (aunque poniendo la mano por la espalda), otros definimos como un primer empuje para la creación de trabajo: los FEIL, con sus más de 400.000 empleos, y los FEESL. Lo que unos llaman limosna, otros lo denominamos atención de urgencia social: los 420 euros para los parados sin otra prestación. Lo que unos repudian en Toledo pero acogen con los brazos abiertos donde gobiernan, véase Almansa, otros lo calificamos como impulso al fomento del empleo: el Plan de Choque por Castilla-La Mancha.

La situación de la que parte España para salir adelante es bien distinta a la francesa, la alemana o la norteamericana pues el lastre del paro tiene aquí connotaciones inexistentes en otros lugares. Hoy se ha dado el primer paso iniciando el diálogo social y las propuestas están sobre la mesa. Apliquemos algo más de pedagogía para explicar correctamente cuál es nuestro camino para ir hacia delante.

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