Comenzó ayer el II Certamen Nacional de Teatro Aficionado de Almansa. Los encargados de subir el telón del Teatro Regio fueron los componentes de Carabau Teatre con su versión de La discreta enamorada de Lope y, desde luego, acudir a las áureas raíces de nuestra dramaturgia no es un mal método para abordar el inicio de estas dos semanas de buen teatro.
La compañía de Alaquàs apuesta por la sencillez minimalista de la escena, otorgando a los actores y las actrices la responsabilidad de llenar el espacio, que se nos muestra prácticamente vacío. Y lo consiguen. La imaginación del espectador llena de paredes y muebles los interiores, pone rejas en las ventanas invisibles o llena el escenario con la verde hierba del prado. Las actitudes, gestos y movimientos que acompañan al verso de Lope hacen el resto. Un verso que, más de cuatrocientos años después, nos llega fresco gracias a los buenos comediantes que lo interpretan.
La versión de Carabau, aunque prescinde de algunos papeles secundarios, es completamente respetuosa con la esencia del texto del autor madrileño. Y ello, a pesar de las magníficas intervenciones que, a modo de juglar trasladado al siglo XXI, introduce un nuevo personaje creado para la ocasión que, guitarra en mano, nos expone, con acertado humor, resúmenes musicados de una trama que, jornada a jornada, va complicándose (como corresponde a la buena comedia de Lope).
En conjunto, por lo tanto, un estupendo inicio de certamen que, evidentemente, debe traducirse en mi más sincera enhorabuena a todos y cada uno de los componentes de Carabau Teatre.
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