Los que creemos firmemente en el europeísmo desde la diversidad; los que, al repasar nuestra más cercana historia, concluimos que España sería otra -sin duda, peor- si Europa no hubiera impulsado nuestro desarrollo, esperamos que estos primeros meses del nuevo año sirvan para afianzar la recuperación que empieza a dar sus primeros pasos. Es una magnífica oportunidad para la Presidencia española, que desde ayer tiene la responsabilidad de iniciar este camino. Tengo plena confianza en el avance que puede producirse hacia los numerosos objetivos propuestos desde España: promoción de una nueva etapa de crecimiento, mantenimiento del nivel de protección social, lucha contra el cambio climático (tras la decepción de Copenhague, Europa debe asumir el papel que otros rechazan), refuerzo de los derechos ciudadanos, atendiendo especialmente a la igualdad efectiva entre hombres y mujeres…
Y los que apostamos por la cultura como único camino hacia la libertad, hacemos nuestro el manifiesto presentado por la Presidencia española:
“La cultura es el territorio donde más fácil es construir y defender una idea de Europa: lazos, vínculos, caminos compartidos. La cultura española -su arte, su expresión intelectual- es y ha sido fruto del encuentro con la diversidad, con los otros. La España del siglo XXI es un ejemplo de compromiso verdadero con la interculturalidad, que debe llevar siempre aparejado, para lucir en la única interpretación aceptable desde Europa, un compromiso paralelo con los derechos humanos más allá de razones históricas o sociales”.
Y hablando de Europa y de cultura, es este un buen momento para recordar a Miguel Ángel Martínez, cuyo paso por Almansa, aún reciente en la memoria, sirvió para iniciar una buena amistad alimentada por las letras y el común compromiso por un futuro de fronteras permeables. Sin duda, su papel como vicepresidente del Parlamento Europeo será fundamental para alcanzar el deseado éxito.
Feliz año 2010 para todos.
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