Cuando de literatura se trata, el verbo incontenible de Antonio García Soler es cautivador y logra, con su vehemencia oral, secuestrar rápidamente nuestra atención y nuestra voluntad auditiva. Puede que sea esa capacidad para contagiar entusiasmo la que ha terminado concentrando a su alrededor una cohorte de mujeres y hombres seducida por la palabra escrita: los componentes del Taller de Escritura Creativa, que han decidido convertirse, aunque suene un poco cacofónico, en actores activos de la producción literaria. Y la prueba es la séptima edición de su Cuaderno, presentado ayer.
La capacidad que demuestran Maribel, Luis, María, Amparo, Nuria, Ana, Sol, Olaya, Juan Carlos, Josefina, Elena… para construir el verso o abrir y cerrar un relato con escasas palabras merecen una sincera ovación. Extiendo mi felicitación más entusiasta a cada componente del Taller, una felicitación que llega acompañada por el deseo de poder seguir siendo incondicional lector de sus composiciones.
Ese libro de navegación
Esa estrella polar
Esa luna equivocada
Ese libro de bitácora quemado.
Amparo Cuenca
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