Anoche empecé a leer Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe. Más allá de los premios que lo preceden, fueron los versos de Kirmen los que me llevaron hasta las páginas de la novela. Limpios, directos, desprendidos de la metáfora enredadora de la palabra, sus poemas llaman quedamente con los nudillos a la puerta del corazón.
Me hace falta un poco de aliento, no sé si optimista, pero si reivindicador de nuestra condición humana (la que nos permite continuar creyendo en nosotros mismos). Quizá este poema, de su libro Mientras tanto dame la mano, contribuya a ello.
MAYO
Déjame mirarte a los ojos.
Quiero saber cómo estás.
Rainer W. Fassbinder
Mira, ha entrado mayo,
Ha extendido su párpado azul sobre el puerto.
Ven, hace tiempo que no sé de ti,
Se te ve tembloroso, como esos gatitos que ahogamos siendo niños.
Ven, y hablaremos de las cosas de siempre,
Del valor de ser amable,
De la necesidad de arreglárselas con las dudas,
De cómo llenar los huecos que tenemos dentro.
Ven, siente en tu rostro la mañana,
Cuando estamos tristes, todo nos parece oscuro;
Cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,
Sea un secreto, un error o un gesto.
Ven y pondremos verdes a los vencedores,
Saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.
Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,
Porque estar juntos en silencio es
La mejor prueba de la amistad.
Vente conmigo, quiero cambiar de país,
Dejar este cuerpo mío a un lado
Y meterme contigo en una concha,
Con nuestra pequeñez, como los bígaros.
Ven, te espero,
Continuaremos la historia interrumpida hace un año,
Como si no tuvieran un círculo más
los abedules blancos de la rivera.
0 comentarios:
Publicar un comentario