En los últimos tiempos, hasta los oídos de los almanseños están llegando, desde ciertas formaciones políticas y con más frecuencia de la deseada, demasiados exabruptos y asperezas verbales cuando no, directamente, explícitos insultos. Una de las voces más entrenada en este ámbito es, como ya hemos comentado en varias ocasiones, el Sr. Núñez, concejal de hacienda y paladín de la ofensa gratuita contra el gobierno de José María Barreda y los socialistas almanseños (o de cualquier otro lugar) que, como un Quijote venido a menos, recorre la geografía castellano-manchega con la injuria en ristre intentando conquistar, a golpe de ofensa, su particular ínsula con forma de escaño toledano o madrileño. He de reconocer que, si ese es el método oficial para trepar en el Partido Popular, y dada la frecuencia e intensidad de sus infamias, el Sr. Núñez se lo trabaja.
El Sr. López, actual alcalde por turno de Almansa, sin tanto viaje pero con la misma insolencia, también parece haberle tomado el gusto al improperio y a la calumnia. Olvidando, quizá, que es el representante de todos los almanseños, el Sr. López no tiene ningún inconveniente en “responder” a nuestras críticas lanzándose, con un tono soberbio y despectivo, al insulto personal, a la invasión del ámbito privado y familiar, a la descalificación grosera o al lenguaje soez y ordinario. Le he oído decir en alguna ocasión, como escudándose, que él habla como lo hace el pueblo. Pero eso no es verdad. La inmensa mayoría de los ciudadanos son personas educadas y respetuosas. Y él, no. Resulta paradójico oírles, tanto a uno como al otro, al Sr. López y al Sr. Núñez, en sus constantes excesos verbales y, al mismo tiempo, recordar que ellos, en compañía de otros, se han querellado ante la Justicia por aquello de la mención a Marbella… ¡Cuánta arrogancia y engreimiento!
Como concejal y rival político, comprobar que el insulto y el desprecio son los únicos “argumentos” que son capaces de utilizar ante nuestra crítica y nuestra labor de oposición, me reafirma en nuestras tesis, nuestros razonamientos y nuestras alternativas al desgobierno municipal. Como ciudadano, me entristece. Estoy seguro de que la gente está harta de ver cómo los políticos dedicamos tiempo y esfuerzo a estas lides del “y tú más”. Mucha de la desafección de la sociedad con sus representantes tiene que ver con estas actitudes. Por eso, estoy cada día más convencido de que, frente a su desprecio nuestro respeto, frente a su arrogancia nuestra humildad, frente a su falta de ideas e iniciativas nuestra crítica y nuestro trabajo.
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