La cultura es, en buena medida, experimentación, pasos al borde del abismo, crear allá donde otros no se atreven. Ejerciendo la audacia, la historia de la literatura, de las artes plásticas, de la escena, han regalado a nuestros sentidos razones suficientes para seguir creyendo que, todavía, queda mucho por descubrir. Y, quizá, la música es el arte donde las posibilidades de ser osado, de abrir nuevas ventanas, sean más evidentes. Así lo ha demostrado esta tarde VocesBravasLab en el Teatro Principal.
Las manos, los pies, el gesto, el movimiento, también hacen música. Bien lo sabe Sonia Megias, que dirige el coro de estas voces bravas (bravísimas) como una cómplice siempre sonriente, pero siempre atenta. Magnífica y humilde (cualidades intrínsecas al gran creador), Sonia recorre Europa y América alardeando, con justicia, de su juventud y de su imparable capacidad de crecimiento como compositora.
Y si a todo este compendio de impulsos creativos le unimos la generosidad, la sincera alabanza se multiplica orgullosamente. Porque el concierto "Rituales profanos" de VocesBravasLab dirigido por Sonia Megias tenía como fin último la ayuda a Asprona Almansa, cuya labor por las personas de distinta capacidad intelectual está sobradamente reconocida.
Merece la pena pasearse por la atractiva página de Sonia Megias o conocer mejor el trabajo de Asprona Almansa.
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