El nivel de esperpento, patetismo, desvergüenza, caradura y falta de respeto a la ciudadanía que están alcanzando los populares y los independientes almanseños con la cuestión de la no privatización del hospital es antológica. Digna de ser estudiada en las facultades de mentirología. Es que no se salva ni uno, ni una. No sería extraño verles como en la foto, sosteniendo la pancarta que hasta ayer pisoteaban y colgándose una especie de chapón conmemorativo de la feliz noticia con el "No se vende" bien grande para demostrar que ellos son más que nadie y saben ocupar todas las fotos para llenar todas las páginas de su boletín mensual repartido casa a casa.
Cual conversos de la fe que hasta hace poco profesaban, van de declaración en declaración soltando tonterías, a cada cual más gorda, esperando que alguien, aún, les crea. No parece provocarles rubor alguno desmentirse a sí mismos, decir que nunca dijeron, afirmar que su condición de salvapatrias es la que ha permitido llegar a la situación actual, repartir agradecimientos a los ciudadanos después de haberles despreciado o, en el colmo del cinismo, poner sobre el altar a los profesionales de la sanidad a los que insultaban, denigraban y despedían... Todo esto tiene un nombre, o varios. Y el más suave de todos es desfachatez, calificativo que suena casi como una broma después de que los mismos que hoy se derriten por lo público intentaran robarnos nuestros derechos sanitarios para venderlos al mejor postor. Seguro que se os ocurren calificativos más sonoros y contundentes... ¡Anda y que les..!
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