Me da la impresión de que lo sucedido con Público jamás ocurrirá con, por ejemplo, La razón o La Gaceta. A pesar de ser, prácticamente, el único diario que ha evolucionado en los últimos años de manera positiva tanto en el número de ejemplares vendidos como, consecuentemente, en el número de lectores, Público ya no está en los quioscos.
La publicidad fue desapareciendo de sus páginas a velocidad de vértigo y, ahora, ha sido imposible encontrar inversores que mantengan viva la edición en papel. Y aunque todos los medios se ven afectados por la situación creo que, e insisto, otros periódicos mucho más cercanos a los dueños del dinero y afines al actual gobierno, no verán nunca peligrar su futuro. Recordemos cómo El Mundo -con distintas connotaciones, pero un denominador común: la dificultad financiera- atravesó hace unos meses unos terribles problemas que, más o menos, han terminado siendo superados. Continuará la edición de Público en internet, y a ella acudiremos diariamente. Pero...
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