Tras su aparente fragilidad se escondía la más firme de las convicciones. En su gesto nervioso e inquieto residían la preocupación y el desasosiego por convertir en realidades los deseos que en ella anidaban. Hoy, Amparo, después de caminar toda una vida por el sendero del compromiso, ha decidido descansar.
La historia de la lucha por la libertad en Almansa lleva su nombre y sus apellidos y sin ella es imposible entender el progreso cívico de nuestra ciudad en los últimos cuarenta años. Su trabajo como concejala, como política y, sobre todo, como mujer con profundas raíces socialistas nos deja el ejemplo del convencimiento de que la única vía posible que nos puede llevar a un mundo mejor pasa por creer en la igualdad, practicar la solidaridad y defender inquebrantablemente las causas justas.
Amparo permanecerá, no sólo en el recuerdo, sino también en la Almansa que ella ayudó a construir. Gracias, Amparo.
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