Cosas veredes... que farán fablar las piedras. Y las rocas más duras y más grandes ya están hablando. Gritando. Ya ven llegar el momento en el que poder expresarse sin rubor. Y a unos, lo que dicen nos deja de piedra. Y a otros, los que usan el lenguaje de la pedrada, les encanta lo que oyen.
Es por eso que el Sr. Rosell, jefe de los patronos, no pudo contenerse y, en vísperas de que el "facilitador" tomara posesión del cargo, vio la oportunidad de lanzarnos una pedrada más. Creíamos que lo logrado por el Sr. Díaz Ferrán, en su afán por apretar las tuercas, no tenía parangón. Pero nos equivocamos, pues su sucesor se ha propuesto superarle (y lleva camino de conseguirlo). Va a ser difícil de igualar el insulto que para la dignidad y la inteligencia de los trabajadores españoles supone su cuasi esclavista propuesta de los mini-trabajos, aunque cosas veredes... Porque insulto es espetar, como espetó el Sr. Rosell, con gesto de dandi venido a menos, a la generalidad de los mortales hispanos que 400 euros es cantidad justa y suficiente para ir tirando; que 400 euros, como máximo, es lo que se merece recibir el que contribuya al mantenimiento de los maxi-beneficios empresariales y que estas limosnas míseras de 400 euros tienen que sentar bien a la salud pues nos vienen recomendadas desde la madre alemana que, como toda madre, bien sabe lo que nos hace falta. En definitiva, mejor esto que nada, ¿verdad? ¿Qué más podemos pedir?
Es por eso que el Sr. Rosell, jefe de los patronos, no pudo contenerse y, en vísperas de que el "facilitador" tomara posesión del cargo, vio la oportunidad de lanzarnos una pedrada más. Creíamos que lo logrado por el Sr. Díaz Ferrán, en su afán por apretar las tuercas, no tenía parangón. Pero nos equivocamos, pues su sucesor se ha propuesto superarle (y lleva camino de conseguirlo). Va a ser difícil de igualar el insulto que para la dignidad y la inteligencia de los trabajadores españoles supone su cuasi esclavista propuesta de los mini-trabajos, aunque cosas veredes... Porque insulto es espetar, como espetó el Sr. Rosell, con gesto de dandi venido a menos, a la generalidad de los mortales hispanos que 400 euros es cantidad justa y suficiente para ir tirando; que 400 euros, como máximo, es lo que se merece recibir el que contribuya al mantenimiento de los maxi-beneficios empresariales y que estas limosnas míseras de 400 euros tienen que sentar bien a la salud pues nos vienen recomendadas desde la madre alemana que, como toda madre, bien sabe lo que nos hace falta. En definitiva, mejor esto que nada, ¿verdad? ¿Qué más podemos pedir?
400 euros por trabajillos (mini-jobs les llama el Sr. Rosell, por aquello de la globalización) realizados, teóricamente, en jornadas inferiores a la completa. Sueldillos de 400 eurillos a los que en Alemania acceden, en su inmensa mayoría, jubilados o estudiantes para complementar una pensión o pagar los estudios (y que se suman a la multitud de ayudas -cosa que no cuenta el Sr. Rosell- que el estado alemán pone a disposición de los ciudadanos mas desfavorecidos). 400 euros con los que institucionalizar y convertir en normal y admisible la precariedad que ya sufre el mercado laboral (os recomiendo la lectura de este artículo de El Confidencial).
Todo sea por el control del déficit. Hemos de salvar la patria y, desde anteayer, parece ser que es tarea a la que todos hemos de contribuir (aunque hasta hace unos días, los que hoy piden arrimar el hombro sólo sabían apartarlo del gobierno socialista para zancadillearle). Hoy el problema ya no es español, sino europeo. Hoy ya no se está en desacuerdo con las medidas tomadas en los últimos años. Y aunque continuemos sin saber el color de la varita-tijera mágica que aún esconde el Sr. Rajoy para resolver los problemas, los precedentes exhibidos por la Sra. Cospedal o el Sr. Mas nos apuntan la dirección del camino en el que nos van a colocar, el que señala un drástico recorte de nuestros derechos.
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