Es fácil imaginarse a la Sra. Cospedal subida en la tarima de una de las aulas del edificio de Génova 13, con la vara en la mano e impartiendo la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Y es fácil, también, imaginar cómo, a pesar de que todos sus alumnos han suspendido estrepitosamente, no puede evitar una amplia sonrisa y una tremenda satisfacción interior. Ninguno ha aprendido ni educación, ni ciudadanía, pero sabe que todos están perfectamente preparados para cumplir su objetivo. "¡Y ahora, salid a las calles y demostrad lo que os he enseñado!".
Hoy, cuando estos educandos han visto a su maestra decir que el President de la Generalitat catalana es un fascista, se les han saltado las lágrimas. "¡Qué buena es..., es la mejor!", ha pensado Paco, uno de sus alumnos más aventajados. "Ya sé lo que le tengo que decir al vago del cortijo la próxima vez que vaya a Toledo".
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