6 de junio de 2011

Los populares, entre Grecia y Alemania

La peor de las raleas de políticos populares la tenemos en Castilla-La Mancha. Nos ha tocado, ¡qué le vamos a hacer! Después de años y años dedicados exclusivamente a intentar evitar el progreso de nuestra comunidad, después de años y años entrenándose en el insulto permanente (aquí, en Almansa, tenemos a uno de los mayores ejemplos), después de años y años dando la espalda a esta región y a sus ciudadanos anteponiendo los intereses de otros territorios a los nuestros, después de mantener como máxima la afirmación de que los castellanos manchegos somos del género tonto por confiar en las políticas socialistas, después de tanto tiempo... les ha tocado gobernar. Y parecen asustados, como incapaces de asumir la responsabilidad que en pocas semanas deben contraer. Sólo así se explica que expulsen deslealtad y vileza cada vez que abren la boca. Sólo así se explica que la mentira, la distorsión de la realidad y las conjeturas interesadas y partidistas  se impongan sobre la objetividad, las cifras contrastadas y los informes independientes.

"Nos han dicho..., creeemos que..., es algo oficioso..., hemos extrapolado..., suponemos que no hay dinero..." Son estos los contundentes argumentos del PP en Castilla-La Mancha (en CLM, no de CLM) para afirmar que la Comunidad está en quiebra y somos la Grecia española, como ha dicho Marcial Marín que, una vez más, ha vuelto a perder una preciosa oportunidad para estar callado. Más justo sería afirmar que los populares castellano manchegos se parecen mucho a esos políticos alemanes que, en los últimos días, sólo han demostrado ignorancia, incapacidad legislativa y una peligrosa precipitación en sus declaraciones. Este insulto a la inteligencia sólo pretende preparar y allanar el camino de lo que se nos va a venir encima dentro de unos cuantos meses. Éste es el primer paso para intentar justificar lo injustificable, para vendernos la imposición de los recortes que se avecinan y de los que no han dicho nada durante la campaña electoral (y esto no es ninguna suposición, pues preclaros dirigentes populares ya hablan de ello: "Tendremos el estado del bienestar que podamos", ha dicho el Sr. Rajoy). No les importa dañar la tierra que han de gobernar si con ello creen salvar su propia imagen.

Castilla-La Mancha ha vivido en los últimos años el mayor progreso de su historia. Un progreso que nos ha llevado a ser una de las comunidades autónomas con la sanidad de mayor calidad, a ser el lugar donde más y mejor se aplica la Ley de Dependencia de toda España, a ser el territorio que fue pionero en la gratuidad de los libros de texto en Primaria y ESO, la primera comunidad que desarrolló planes de choque contra el desempleo y puso en marcha, antes que el propio Estado, ayudas extraordinarias para los parados... Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma a la que se vienen a vivir los habitantes de las comunidades vecinas gobernadas por los populares porque es sus lugares de origen no tienen la amplia colección de ventajas que aquí se han universalizado, ni disfrutan de una sanidad pública de calidad, ni se les atiende en sus solicitudes de valoración para obtener la gradación de dependencia... En Castilla-La Mancha se ha gastado mucho dinero para salir de la situación de injusticia en la que estábamos sumidos hasta no hace mucho tiempo. En eso se han gastado los dineros públicos, no en megalómanas visitas papales o corruptelas de diverso pelaje. Castilla-La Mancha ha sido, hasta el día 22, una Comunidad transparente, ejemplar en su rendimiento de cuentas ante los poderes públicos. Pero la oscuridad con la que trabajan los gobiernos autonómicos regidos por el PP ya se cierne sobre nosotros. Castilla-La Mancha ya no es, desde hace mucho tiempo, ese sitio plagado de incultos que los martes y los jueves veía la Sra. Cospedal en su imaginación.

Llegan malos tiempos. Llegan las gaviotas soltando sus excrementos.

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