José María Ridao ha pasado unas horas con nosotros, en Almansa, invitado por la Universidad Popular para participar en los II Encuentros Literarios. Llegó de la mano del común amigo Antonio García Soler que, con su verbo arrollador, hizo una encendida glosa del humanismo y de Ridao como representante del mismo. El escritor-periodista-diplomático (no sé cual es el orden correcto aunque, para el caso que nos ocupa, éste parece el más adecuado) nos ha expuesto su punto de vista sobre ese sector de la actual creación literaria internacional que dedica su esfuerzo intelectual a la composición de obras novelísticas que fundamentan su argumento en recientes momentos históricos de cada uno de los correspondientes países, siendo en España paradigmática, como supondréis, la producción literaria relacionada con la Guerra Civil.
La tesis de Ridao quedó resumida hace ya tiempo en un artículo publicado en El País: Los fueros de la ficción, del que, evidentemente, recomiendo su lectura. Para él, existen ingredientes que, con más o menos matices, se repiten entre las páginas de este tipo de novelas: una buena dosis de moralina cargada de obviedades (la paz es buena, la guerra es mala); la autocomplacencia de los autores que exhiben, por un lado, su capacidad para recopilar datos y, por otro, su claro y rotundo posicionamiento entre los "buenos" o la falta de crítica que se une a la adopción de los convencionalismos históricos comúnmente aceptados. A todo ello, creo que bien podría añadirse el interés de la industria editorial por alimentar el género y sus prolijos autores.
La utilización de la historia vestida con el traje de la creación literaria -incluidas las formas más burdas de su manipulación- no es una cuestión novedosa. Pero si es cierto que, ya que la novela histórica es la gran triunfadora de las listas de ventas, probablemente podríamos pedir a cambio algo más de compromiso ético y moral en detrimento de lo políticamente correcto y, quizá, en el ámbito estrictamente literario, un mayor atrevimiento y originalidad en las fórmulas de acercamiento narrativo al hecho histórico.
Sea como sea, un buen tema para el debate puesto sobre la mesa por José María Ridao -que en la conversación mantenida con él recordó su etapa de coincidencia diplomática en Moscú con el Vizconde del Castillo de Almansa, y que también fuera jefe de la Casa del rey, José Fernando de Almansa-, al que hemos de agradecer su paso por nuestra ciudad.
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