11 de julio de 2012

El "Día de los miserables"

Con desgana, con cabreo, con tristeza, retomo el blog este aciago 11 de julio, día en el que los miserables han aplaudido y sonreído desde sus escaños a un indigno presidente (él y todas sus mari[an]o-netas), un ser sometido y vendido que abandona y hunde a su pueblo para ponerse del lado de la avaricia y de los hiperricos. Terminaremos recordando éste como el "Día de los miserables". Ver como los diputados y diputadas populares aplaudían con fervor mariano en el Parlamento, es un insulto a la condición humana. Ningún pueblo de este planeta se merece unos "representantes" que, tras llegar a su asiento utilizando la mentira, el engaño y la burla a la inteligencia, terminen usando ese mismo escaño para oprimir a quienes les votaron (y a  quienes no) y hacernos nuestras vidas mucho más difíciles.


Creía que no se podía, aunque sólo fuera por decencia, insultar más a los trabajadores públicos. Rajoy y sus secuaces han demostrado que pueden y que, además, parecen sentir como un deber de imposición divina denigrar más, exprimir más y despreciar más al colectivo de trabajadores y trabajadoras públicos. Llevan años alimentando la ecuación de funcionario = ser vago y privilegiado, para incendiar el enfrentamiento entre los trabajadores públicos y el resto de la población. "Mientras se dediquen a pelearse y a envidiarse", piensan, "estos imbéciles no mirarán nunca hacia arriba". Ahora les roban parte del producto de su trabajo, parte de su sueldo. El penúltimo capítulo de un calvario que no parece tener fin.


Imponen una subida del IVA que nos coloca, proporcionalmente, en el país más caro de esta Europa alemana. Para recaudar, para pagar a los hiperricos, para satisfacer la avaricia de quienes jamás han tenido problemas con alimentar a sus hijos, darles educación y sanidad o pagar su hipoteca (si alguna vez la tuvieron). No para generar riqueza o empleo. No para incentivar el reparto del bienestar. La plutocracia se ha impuesto sobre el gobierno del pueblo y sus cómplices acomodados desean adherirse a este Movimiento (ya tuvimos uno en España). 


Yo soy concejal socialista en Almansa. Y algunas de las decisiones que tomó mi partido cuando gobernaba este país no me gustaron. Hace unos meses se eligió reiniciar el camino en una determinada dirección. Y, ahora, no sé si vamos por la senda correcta. Por eso, también, creo que las palabras tibias, ante todo, confunden a quienes las escuchan, porque terminan por no decir nada, o muy poco. Pero también sé, y vivo y sufro como un paradigma de esta derecha vendida a sus propios intereses, lo que el PP y su ultraderecha independiente en Almansa son capaces de hacer: convertir la política y la gestión pública en una actividad denigrante usada sólo para insultar y despreciar, despilfarrar el dinero público, arruinar a pequeños proveedores, gastar nuestros impuestos alimentando e incrementando sus privilegios, malvender el patrimonio de la ciudad, repartirse cargos y trabajos pagados con el dinero de todos entre sus amigos y familiares, negar la ayuda a quienes más lo necesitan, arrimarse a los intereses de su partido y de la gran empresa privada contra los de su propio pueblo que exige mantener público el Hospital, pactar apoyos políticos pagándolos con las monedas de las liberaciones y las colocaciones... Esto es lo que la derecha demuestra saber hacer. Pero, frente a ellos, cada vez son más los que dicen en voz alta que ya está bien, que ya basta. Nos mienten, nos engañan, nos manipulan, nos creen idiotas. Y mientras, contemplamos cómo se enriquecen. No debemos esperar a que la historia les juzgue. Hoy, ahora, estos canallas que han olvidado quienes les han puesto en el lugar que ocupan, deben oír la respuesta de un pueblo harto de mentiras.

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